Las fachadas de muro cortina de cristal se han convertido en un distintivo de la arquitectura moderna, adornando edificios con su estética elegante y vanguardista. Más allá de su innegable atractivo visual, una de las ventajas más destacadas y a menudo subestimada de estas fachadas es su reducido mantenimiento, una cualidad que Aluvalmi, como especialistas en Nigrán, conocemos a fondo.
A primera vista, el cristal podría parecer un material delicado que requiere cuidados constantes. Sin embargo, la realidad es que su naturaleza y las tecnologías de fabricación actuales contribuyen a una durabilidad y facilidad de mantenimiento sorprendentes.
Durabilidad intrínseca del cristal y el aluminio
El cristal utilizado en los muros cortina es altamente resistente a factores externos como la lluvia, el viento y las fluctuaciones de temperatura. A diferencia de otros materiales, no se oxida, no se pudre y no es susceptible a la infestación de plagas. De esta forma, se elimina la necesidad de tratamientos periódicos contra la corrosión, el moho o los insectos.
Por su parte, la estructura de soporte de estas fachadas suele ser de aluminio, un material igualmente robusto y ligero que comparte muchas de las propiedades de bajo mantenimiento del cristal. El aluminio es resistente a la corrosión y no requiere pintura ni sellado constante, lo que se traduce en un ciclo de vida prolongado sin intervenciones costosas.
Superficie lisa y no porosa
La superficie lisa y no porosa del cristal es una de sus mayores ventajas en términos de limpieza. A diferencia de fachadas con texturas o porosidades, donde la suciedad y los contaminantes pueden acumularse y adherirse con facilidad, el cristal hace que la lluvia arrastre gran parte de los residuos.
Por otro lado, los avances en la tecnología del cristal han dado lugar a la creación de vidrios autolimpiables o con tratamientos especiales que repelen el agua y la suciedad, minimizando aún más la necesidad de intervención humana. Estos recubrimientos hidrofóbicos y fotocatalíticos descomponen la materia orgánica y permiten que el agua de lluvia la elimine.
Resistencia a la decoloración y los rayos UV
Las fachadas de cristal mantienen su apariencia original a lo largo del tiempo. No se decoloran ni se ven afectadas por la exposición prolongada a los rayos ultravioleta del sol, un problema común en otros materiales que pueden requerir repintados o tratamientos para restaurar su color. Esta estabilidad cromática asegura que la fachada conserve su estética y valor sin esfuerzo adicional.
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